La identificación y detención de ataques sofisticados requiere la aplicación de inteligencia artificial (IA) avanzada y aprendizaje automático en todos los datos de la empresa. Los enfoques actuales dejan los datos ocultos en silos en toda la infraestructura de seguridad, lo que limita la eficacia de los análisis. Los datos no dejan de aumentar y las implementaciones obsoletas basadas en hardware no pueden adaptarse al ritmo de crecimiento, lo que genera cargas operativas y costes elevados. Además, hay que tener en cuenta que la capacidad es limitada y provoca que los datos útiles sean difíciles de manejar o no estén disponibles.